Hoy la literatura está al alcance de todos. Los jóvenes pueden acceder a prácticamente cualquier libro, pero curiosamente cada vez tienen menos interés por la lectura. Al menos este fue el resultado del estudio realizado por el centro Prodigioso Volcán en el que se reveló que al 54 % de los jóvenes españoles no les gusta leer, entre otros motivos, porque consideran que requiere una gran inversión de tiempo.
Sin embargo, la lectura es uno de los hábitos que deberíamos desarrollar desde edades tempranas, sobre todo si queremos educar a jóvenes libres, conscientes y con propósito. Aunque para ello, no basta con inculcarles este hábito para que se conviertan en ratones de biblioteca. Es importante ir un paso más allá y animarlos a interpretar y dar sentido a lo que leen adentrándolos en la lectura significativa.
¿Qué es la lectura significativa?
“No hay dos personas que lean el mismo libro”, dijo en una ocasión el escritor estadounidense Edmund Wilson y, lo cierto, es que no andaba nada desacertado. Como sucede con un cuadro o una escultura, el autor de un libro expone sus ideas en las páginas que escribe, pero luego esas ideas serán interpretadas por cada uno de sus lectores. Cada lector le conferirá un sentido único, respaldado por su historia de vida, su cultura y su forma de ver la vida. Un significado que, a su vez le ayudará a enriquecer su cosmovisión del mundo y la idea que tiene de sí mismo. Eso es la lectura significativa.
La lectura significativa va más allá de entender el significado de las palabras que se leen o de intentar comprender lo que quiso decir el autor. Implica conferirle un sentido personal al texto. Conlleva hacer nuestras las palabras del escritor e integrarlas a nuestro sistema de conocimientos, valores y visión del mundo. Implica reflexionar sobre las ideas expuestas en las páginas para adaptarlas a nuestra realidad y, en la medida de lo posible, enriquecerla.
En la lectura significativa no se lee por el simple hecho de saberse más culto, sino por el placer de leer. Se lee con la intención de descubrir nuevas ideas y formas de ver la vida, de reflexionar y repensar sobre lo que nos rodea, pero sobre todo sobre nosotros mismos. Se lee para expandir nuestra mente y crecer como personas. Por eso, es tan importante no solo inculcar la pasión por la lectura, sino también despertar el espíritu crítico y reflexivo que será, en última instancia, lo que haga que una simple lectura se convierta en una experiencia reveladora.
¿Por qué es importante dar sentido a lo que leemos?
Los analfabetos de esta generación no son los que no saben leer, sino los que no saben dar sentido a lo que leen. Leer ha dejado de ser una acción mecánica de “pasar la vista por un texto escrito para descifrar y comprender su significado” para convertirse en un ejercicio reflexivo, crítico y libre. Esto porque sólo cuando somos capaces de conferir un significado a lo que leemos, podemos crecer como personas y enriquecer nuestra visión del mundo.
Es indiscutible que, casi, cualquier libro guarda un mensaje y un aprendizaje valioso. Sin embargo, si no somos capaces de descifrar ese significado, comprenderlo y hacerlo nuestro, no habrá valido de nada. A fin de cuentas, no porque más leamos, más sabios seremos. Para cultivar nuestra sabiduría y abrir nuestra mente no basta con interpretar las palabras de un escritor, también es importante darles un sentido e integrarlas a la realidad tal y como la conocemos. Es ahí donde radica el auténtico valor de la lectura con significado.
5 claves para desarrollar la lectura significativa
Desarrollar la lectura significativa no es tan sencillo, sobre todo si estamos adaptados a leer de manera mecánica o si nos interesa más el desenlace de la historia que sus entresijos. Sin embargo, eso no implica que no podamos enseñar a los jóvenes y/o aprender nosotros mismos a disfrutar, de verdad, de los libros y conferir un significado a lo que leemos. He aquí algunas claves que pueden ayudarte.
- Dedica un tiempo a reflexionar
No se lee con prisas. La lectura requiere tiempo y calma. No solo para disfrutar de las palabras, sino también para comprender su significado y conferirle el nuestro propio. Tiempo para pensar, o repensar, lo que quiere decirnos el autor y si estamos o no de acuerdo con su manera de ver el mundo. Por eso, el acto de leer no termina cuando se llega a la última frase, sino cuando hemos reflexionado de manera crítica y espontánea sobre las mismas.
- Haz las preguntas adecuadas
No hay mejor estímulo para el pensamiento crítico y reflexivo que una buena pregunta. Por tanto, dedica tiempo a pensar preguntas inteligentes, que rompan con los convencionalismos, para fomentar una lectura reflexiva y significativa. Ve un paso más allá de la típica, “¿qué quiso decir el autor con esta frase?” y plantea nuevas interrogantes que despierten la curiosidad cambiando simplemente el foco de atención a, “¿qué significa para ti esta frase?” o “¿si fueses el autor, lo habrías dicho de otra manera?”.
- Pon todo en entredicho
Estaremos de acuerdo en que hay libros que son auténticas joyas del conocimiento y autores que superan todas las épocas. Sin embargo, los escritores y sus libros son solo una versión de la realidad de entre tantas que existen en este mundo. Y, como tal, pueden coincidir o no con la del lector, así como enriquecerla o cambiarla. Por eso, es importante no dar nunca nada por sentado y reflexionar de manera activa, libre y consciente sobre las ideas en un libro. Duda de todo, excepto de que dudas.
- Cuantos más autores mejor
Es fácil caer rendido ante las ideas de un escritor. Nos ha sucedido a todos alguna vez en la vida. Sin embargo, aunque existan autores que nos parezcan reveladores, es importante no cerrar los ojos a una sola manera de ver el mundo y abrir nuestra mente a otras posturas. Leer a otros autores, tanto si comparten el mismo criterio como si no, es fundamental para estimular la lectura significativa y promover un proceso reflexivo realmente desarrollador.
- Adapta el mensaje a tu realidad
Todos, o al menos la gran mayoría de los libros, tienen algo que enseñar. Sin embargo, da igual la astucia del escritor y su habilidad con las palabras si no somos capaces de comprender y adaptar su mensaje a nuestra realidad. Para fomentar una lectura realmente significativa, es fundamental hacer nuestras las ideas de los libros y aplicarlas a nuestra vida cotidiana. A fin de cuentas, como dijo el escritor británico William Somerset Maugham en una ocasión: “Lo más importante en un libro es el significado que tiene para ti” y la utilidad que puedes darle.
Crédito de foto: Imagen libre de Pexels
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