La tecnología ha llegado para quedarse. Y cuanto antes lo asumamos, mejor.
De poco vale debatir sobre los beneficios de una educación sin tecnología porque, aunque se prohíban los teléfonos móviles en las aulas, al salir de entre esas cuatro paredes la tecnología vuelve a inundar nuestras vidas. Por tanto, pensar en una educación libre de teléfonos móviles, ordenadores, Internet o inteligencia artificial es prácticamente una utopía.
Y no pasa nada. Algo similar sucedió hace siglos cuando el conocimiento dejó de transmitirse de manera oral para plasmarse en los libros. En aquel momento muchos aprendices se vieron privados de las lecciones de los maestros en primera persona, pero en cambio pudieron tener acceso a la sabiduría de otros grandes pensadores y el conocimiento pudo llegar a más personas.
Hoy con la tecnología sucede algo parecido. Ha limitado nuestro aprendizaje experiencial y significativo, pero en cambio nos ha brindado el mayor cúmulo de conocimiento de la historia del ser humano a solo un clic de distancia. ¡Y eso es genial! Por eso, en la educación con propósito no se veta el uso de la tecnología, sino que se utiliza como una herramienta más para potenciar el aprendizaje y crecimiento personal.
El uso de la tecnología como herramienta en la educación con propósito
Hoy día no necesitamos esperar a tener un libro en las manos o a ir a clase para corroborar un dato o profundizar en un tema ya que con solo unos clics podemos acceder a prácticamente cualquier contenido. La tecnología nos permite encontrar información de manera rápida y precisa, con lo que contribuye a que el aprendizaje fluya con más facilidad. Por eso, en la educación con propósito la tecnología es una herramienta indispensable para acceder al conocimiento.
Pero atención, es sólo eso, una herramienta. Es decir, un instrumento que utilizamos para encontrar y seleccionar el contenido que queremos o necesitamos para aprender. Su función no es convertirse en nuestro asistente educativo y dar forma a nuestras ideas, interpretar el mundo por nosotros o generar nuestras propias conclusiones. No es tarea suya reflexionar en nuestro nombre, formarnos una opinión y mucho menos elegir la información que consumimos.
El único cometido que tiene la tecnología en la educación con propósito consiste en agilizar y facilitar el acceso al contenido. Luego, es responsabilidad de cada persona interpretar, reflexionar y conferir un sentido a esa información para integrarla a su sistema de conocimientos. Solo de esta manera, la tecnología se convertirá en un recurso realmente útil para nuestro aprendizaje, en lugar de transformarse en un obstáculo para el desarrollo de nuestra conciencia, autodeterminación y libertad de pensamiento.
Y esto no solo es válido para los aprendices, sino también para los profesores, madres y padres.
¿Cómo aprovechar la tecnología para fomentar tu aprendizaje consciente?
Utilizar la tecnología en la educación con propósito para enriquecer nuestro aprendizaje y fomentar el pensamiento crítico y la libertad de elección es posible. Pero para ello, es importante redefinir la visión que tenemos sobre la tecnología, así como nuestra relación con Internet, los teléfonos móviles o la inteligencia artificial para comenzar a verlas como simples herramientas, en lugar de como asistentes educativos.
¿Cómo conseguirlo? Limitando el uso que hacemos de estos recursos. He aquí algunas claves que pueden ayudarte a mejorar tu relación con la tecnología.
- Busca información, no respuestas
Los softwares tras las aplicaciones, los buscadores en Internet o la inteligencia artificial se desarrollan a pasos agigantados y cada vez brindan resultados más específicos, claros y completos. No hay pregunta que se les resista. Ya sea desde un simple cálculo matemático, los puntos esenciales de un discurso famoso o la interpretación de un libro. Hoy es posible encontrar respuestas muy humanas (en muchos casos más elaboradas que a las que pueden arribar muchos seres humanos) con solo unos clics. Sin embargo, en realidad esas respuestas no son más que opiniones o fragmentos de ideas extraídos de libros, artículos u otras personas que antes lo han compartido en Internet.
Por una parte, esto significa que estas respuestas no han pasado por un proceso de reflexión personal que te permita realmente aprender de ellas y, por otra, que no tienen por qué coincidir con tus propias ideas. De ahí que una buena manera de poner límites al uso que hacemos de la tecnología consiste en buscar información, en lugar de respuestas. Por ejemplo, en lugar de buscar, “¿qué lecciones puedo sacar de El Principito?”, puedes buscar, “resumen de cada capítulo de El Principito”. De esta manera, podrás reflexionar de manera consciente, imprimir un significado al contenido y sacar tus propias conclusiones.
- Ve siempre un paso más allá
La tecnología puede jugarnos malas pasadas. Y esto no solo por toda la información falsa que podemos encontrar en Internet, sino también por el contenido sesgado que obtenemos con cada búsqueda. A fin de cuentas, cuando buscamos un tema en Internet o formulamos una pregunta a la inteligencia artificial, es un sistema informático el que se encarga de encontrar y seleccionar la mejor respuesta, eligiendo la información que nos ofrece y la que no.
Por eso, otra buena manera de aprender a utilizar la tecnología en beneficio del aprendizaje con propósito radica en ir siempre un paso más allá. Esto implica no solo corroborar el contenido en fuentes fiables, sino también profundizar en los temas buscando otras perspectivas u opiniones al respecto. Por ejemplo, ¿quieres conocer en qué consistía el pensamiento de los estoicos? No te limites a leer la opinión de otras personas sobre esta corriente filosófica, búscala de primera mano en uno de los escritos de sus máximos exponentes.
- Remítete a los libros siempre que sea posible
Los libros, al igual que la tecnología, son una de las mejores herramientas para aprender. No nos facilitan tanto la tarea, pero en cambio nos brindan una mayor cantidad de información y, sobre todo, una visión más cercana y experiencial del contenido. De ahí que no solo nos ofrezcan un gran cúmulo de conocimientos, sino además la opinión del autor sobre el tema. Sin duda, un buen punto de partida para poder formarnos nosotros mismos nuestra propia visión.
Por eso, siempre que sea posible, intenta remitirte a los libros cuando quieras conocer y/o profundizar en un tema en particular. Ahora con la tecnología ni siquiera es necesario ir a la biblioteca o esperar a encontrar el libro que buscamos en una librería ya que pone a nuestro alcance prácticamente cualquier título en un abrir y cerrar de ojos. Aprovecha esta ventaja para formarte una idea más completa e imprimirle un significado personal al contenido que quieres aprender.
- Deja en manos de la tecnología solo lo intrascendente
No hay duda de que la tecnología puede facilitarte el proceso de aprendizaje. Sin embargo, no lo hace seleccionado la información por ti o dando forma a tus respuestas, sino ayudándote con las tareas más intrascendentes y automáticas. Esas actividades que no requieren un gran proceso de análisis o reflexión, pero que son necesarias para avanzar en tu aprendizaje como, por ejemplo, estructurar una tabla o confeccionar un listado de preguntas sobre una temática.
Dejar estas tareas en manos de la tecnología puede ahorrarte un tiempo valioso que podrás utilizar para leer, reflexionar o debatir sobre temas que realmente sean de tu interés. Eso sí, asegúrate de que solo dejas las actividades realmente intrascendentes ya que, de lo contrario, podrías estar perdiendo valiosas oportunidades de aprendizaje.
- Reflexiona siempre
Para aprender es necesario reflexionar. Por tanto, da igual si utilizas la tecnología para buscar información, leer un libro o revisar datos históricos, dedica siempre un momento a reflexionar sobre el contenido. Interpreta la información que te facilita la tecnología e intenta sacar tus propias reflexiones. Hazte preguntas y profundiza en el tema si es necesario.
Asegúrate además de ajustar las nuevas reflexiones a tu sistema de conocimientos. Solo así serás capaz de sacar provecho a la información de manera consciente y conferirle un significado que dé sentido a tu cosmovisión del mundo y la vida.
Crédito de foto: Imagen libre de Pexels
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