Aprender es un asunto serio.
O al menos eso creemos.
Sin embargo, lo cierto es que ningún aprendizaje debería tomarse tan en serio como para no disfrutar del proceso y echarse unas risas de vez en cuando. No solo ayudaría a distender el ambiente y relajar las tensiones, sino también a aprender más. Sí, como lo lees, reír también puede convertirse en un arma poderosa para fomentar la motivación y estimular el aprendizaje. De manera que si alguna materia se te resiste o simplemente quieres aprovechar mejor tus horas de estudio prueba a reír para aprender mejor.
¿Cómo la risa estimula el aprendizaje?
Hace un tiempo un equipo de psicólogos de la Université Paris Nanterre realizaron un experimento muy curioso a la par que interesante. Se dieron a la tarea de enseñar a un grupo de niños pequeños a alcanzar un juguete utilizando una herramienta. Primero, los niños tenían que observar a un adulto hacerlo y luego, imitar sus movimientos para hacerlo por su propia cuenta.
En uno de los grupos el adulto alcanzó el juguete con la herramienta y, una vez en sus manos, se limitó a jugar normalmente. En el otro grupo el adulto adoptó un comportamiento más simpático, hizo muecas o gestos absurdos con el juguete, lo que provocó la risa en los niños. Cuando llegó el turno de los pequeños, los resultados no dejaron lugar a dudas: el 93,7% de los que se habían reído fueron capaces de alcanzar el juguete por su cuenta, un hito que solo consiguió el 25% de los que no se rieron.
La explicación se encuentra en nuestro cerebro. Se conoce que las emociones positivas, como la risa, aumentan los niveles de dopamina a nivel cerebral, un neurotransmisor que no solo activa el sistema de recompensa y nos ayuda a motivarnos, sino que también está involucrado en numerosas funciones cognitivas. En este sentido, la dopamina actúa estimulando la actividad en la corteza prefrontal, lo que potencia los procesos del pensamiento y el aprendizaje.
Asimismo, se sabe que la risa también es un buen recurso para captar la atención, a la vez que estimula la memoria ya que vuelve más interesante la información y/o el contenido y facilita su integración a nuestro sistema de conocimientos. De hecho, es probable que recuerdes mejor un dato que hayas leído o escuchado entre bromas o presentado de manera hilarante que el mismo dato mostrado de manera convencional.
Y es que, más allá de su efecto a nivel cerebral -que no es poco-, la risa también contribuye a reducir la tensión, la ansiedad y el estrés ya que, además de activar entre 100 y 400 músculos del cuerpo, genera una agradable sensación de bienestar. Y esto hace que nos sintamos más relajados y tengamos la mente más abierta para absorber nuevos aprendizajes.
Reír para aprender: 3 claves para conseguirlo sin sentirte un “payaso”
Sin duda, la risa puede convertirse en un recurso muy valioso para estimular tu aprendizaje y ayudarte a disfrutar de tu proceso de crecimiento personal. Sin embargo, como cualquier otro recurso es importante aprender a reír para aprender. No basta con una risa forzada o una risa tonta. Tampoco se trata de reírse de cualquier chiste que te venga a la cabeza. La clave radica en encontrar motivos que te resulten graciosos dentro del propio proceso de aprendizaje para que puedas aprovechar la risa para crecer.
¿Cómo conseguirlo? He aquí 3 claves sencillas que pueden ayudarte.
- Aprende a reírte de ti mismo/a
Reír en compañía es fácil. Reír a solas no tanto. Sin embargo, aprender a reírte de ti mismo/a es una de las habilidades más importantes que puedes desarrollar en la vida. No solo te ayudará a aprender mejor, sino que reforzará tu autoestima, mejorará la seguridad en ti mismo/a y evitará que seas demasiado crítico contigo mismo. ¿Cómo aprender a reírte de ti mismo/a?
Cuando te equivoques, no te juzgues ni te reprimas severamente, en su lugar, ríete de lo que has hecho. Es una buena manera de reconocer tu error y asumirlo desde una postura más positiva. Aprende a reírte de tus torpezas, tus equivocaciones y falta de habilidades. Sin embargo, tampoco olvides hacerlo cuando estés alegre, hayas conseguido un logro o simplemente cuando estés disfrutando el momento con intensidad.
- Revisa fuentes de información hilarantes
Hoy día tenemos acceso a un número ingente de información. Desde la literatura clásica y los libros modernos hasta Internet, las redes sociales o las personas de nuestro entorno, hoy podemos encontrar información sobre un tema en cientos de fuentes diferentes sin apenas esfuerzo. Por tanto, aprovecha la oportunidad. Basa tu aprendizaje en fuentes de información confiables y seguras, pero no temas corroborar la información o cotillear algún dato de la mano de fuentes más hilarantes o graciosas.
¿Has encontrado una noticia que te parece interesante? Entra a Twitter a ver lo que opinan las personas del tema. Te encontrarás con comentarios realmente desternillantes. Asimismo, lee o sigue a autores que recurran a un toque de humor en su discurso, no solo comprenderás mejor el mensaje sino, que te lo pasarás mejor.
- Humor, el justo
Por último, ten en cuenta que reír para aprender puede ser útil, pero no debería convertirse en la tónica habitual. A fin de cuentas, el exceso de humor puede terminar por interferir en el aprendizaje convirtiéndose en una distracción innecesaria ya que puede hacer que pierdas el hilo o que no seas capaz de identificar lo esencial de lo intrascendente. Por tanto, aprende a utilizar la risa en su justa medida.
Usa este recurso cuando te sientas agobiado o estresado, cuando un tema se te resista demasiado o simplemente cuando te sientas sobrepasado por el estudio. Cuando notes que comienza a hacer su efecto, vuelve a concentrarte en el aprendizaje y aprovecha para reflexionar sobre el contenido de forma más profunda. No hay duda de que justo después de unas buenas risas es el momento ideal para volver a pensar en serio.
Crédito de foto: Imagen libre de Pexels
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