Enseña a tus alumnos a perder el miedo a equivocarse

Profesor enseña a perder el miedo a equivocarse en el aula

El miedo a equivocarse en el aula es una de las mayores barreras del aprendizaje.

Es la causa de que muchos estudiantes eviten participar en clase, probar nuevas estrategias o asumir retos que les ayuden a crecer.

Pero, ¿por qué algunos estudiantes enfrentan los errores con resiliencia mientras que otros los evitan a toda costa?

Entender de dónde proviene el miedo a equivocarse en el aula es el primer paso para que, como docentes, podamos transformar la idea que tienen los jóvenes de los errores y transformarlos en una fuente de aprendizaje y crecimiento.

¿Por qué los alumnos tienen miedo a equivocarse?

El miedo a equivocarse no es algo innato, sino aprendido.

Aprendido de una educación donde los errores tienden a castigarse con malas calificaciones, correcciones severas o incluso burlas por parte de los compañeros y hasta algunos profesores.

Así, a medida que los niños crecen asocian equivocarse con estas consecuencias negativas y, como mecanismo de defensa, intentan evitarlo a toda costa.

El problema es que, al hacerlo, refuerzan su miedo y entran en una especie de círculo vicioso que básicamente les bloquea, como encontró un estudio realizado en la Universidad de Chicago.

Estos investigadores se dieron a la tarea de analizar lo que sucedía en el cerebro de los estudiantes que experimentaban ansiedad por las matemáticas.

Así, descubrieron que la ansiedad por esta materia generaba una hiperactivación en la amígdala, una región del cerebro relacionada con la respuesta al miedo que, a su vez, bloqueaba el acceso a la corteza prefrontal, responsable de la toma de decisiones y el pensamiento lógico.

En pocas palabras, el miedo a equivocarse les impedía pensar con claridad.

Un fenómeno al que se suma la mentalidad – fomentada desde casa – con la que los estudiantes afrontan los errores.

Básicamente, aquellos alumnos que desarrollan una mentalidad de crecimiento y creen que la inteligencia es algo maleable y que puede desarrollarse, tienden a ver los errores como oportunidades de mejora.

En cambio, aquellos que tienen una mentalidad fija y creen que la inteligencia es algo innato e inmutable, tienden a interpretar los errores como prueba de que no son lo suficientemente listos.

Y, al final, esta diferencia de mentalidad tiene un impacto enorme en la forma en que los estudiantes reaccionan ante los desafíos porque hace que mientras unos persisten y buscan soluciones, otros se rindan al primer obstáculo por temor a mostrar que no son capaces.

El papel del error en el aprendizaje, según la ciencia

A pesar de su mala reputación, los errores son fundamentales para el aprendizaje. Básicamente, equivocarse activa circuitos cerebrales que facilitan la retención de información y el desarrollo de nuevas estrategias cognitivas.

Así lo reveló un estudio realizado en la Michigan State University que analizó cómo el cerebro procesa los errores. Los investigadores descubrieron que cuando una persona comete un error, se activa el potencial relacionado con el error (ERN, por sus siglas en inglés), una respuesta cerebral que ocurre en milisegundos y que indica que el cerebro está registrando la equivocación.

Si la persona recibe una retroalimentación adecuada y tiene la oportunidad de corregir su error, entonces se activa una segunda respuesta llamada potencial de positividad del error (Pe, por sus siglas en inglés), que está vinculada con la adaptación y el aprendizaje.

En otras palabras, el cerebro no solo es capaz de detectar los errores, sino que los usa como señales para mejorar.

De ahí que potenciar un entorno educativo que permita a los estudiantes analizar sus equivocaciones sin miedo y recibir retroalimentación constructiva no solo mejorará su autoconfianza y la percepción que tienen de sí mismos, sino que potenciará su capacidad de aprender de manera más efectiva.

Cómo transformar el miedo a equivocarse en una fuente de aprendizaje

Si quieres ayudar a tus estudiantes a perder el miedo a equivocarse en el aula, es importante cambiar la forma en que se perciben los errores en el contexto educativo. ¿Cómo conseguirlo?

1. Crea un entorno seguro para equivocarse

¿Sabías que en Finlandia, un país reconocido por la calidad de su sistema educativo, los errores no se penalizan?

En este país los docentes se centran en fomentar el diálogo y el pensamiento crítico y animan a sus estudiantes a analizar sus respuestas, incluso si son incorrectas. Como resultado, los estudiantes muestran menos ansiedad académica y un mayor compromiso con su aprendizaje.

Y es que los alumnos suelen aprender mejor cuando se sienten seguros. Si saben que no serán ridiculizados ni castigados por equivocarse estarán más dispuestos a intentarlo.

2. Desarrolla una mentalidad de crecimiento

Enseñar a tus estudiantes que la inteligencia no es una capacidad fija, sino que se desarrolla con la práctica y el esfuerzo, puede ser esencial para transformar su actitud hacia los errores y conseguir que se atrevan a probar nuevas estrategias y experiencias de aprendizaje sin miedo.

Una estrategia efectiva consiste en elogiar su desempeño durante el proceso en lugar de su resultado. En lugar de decir: “Eres muy inteligente”, puedes comentar: “Trabajaste muy duro en este problema, eso te ayudará a mejorar”.

De esta manera, estarás reforzando la idea de que el esfuerzo y la perseverancia son más importantes que simplemente obtener la respuesta correcta.

3. Usa el error como herramienta didáctica

Aprender de los errores también es posible. Lo demostró un estudio realizado en la ETH de Zurich en el que se encontró que los estudiantes que analizaban sus errores y recibían una retroalimentación específica mejoraban su rendimiento en un 30% en comparación con aquellos que solo se centraban en las respuestas correctas.

Y es que los errores pueden convertirse en valiosas oportunidades de aprendizaje, si sabes cómo aprovecharlos en el aula y los conviertes en una herramienta didáctica más. Es lo que se conoce como aprendizaje basado en errores, una técnica muy efectiva con la que los estudiantes analizan sus respuestas incorrectas y reflexionan sobre las mismas.

4. Fomenta la autoevaluación y la metacognición

La metacognición, o la capacidad de reflexionar sobre el propio aprendizaje, es clave para que los alumnos comprendan el valor de equivocarse. Por tanto, fomentar estrategias como llevar un diario de aprendizaje, donde los estudiantes registren los errores que cometieron y qué aprendieron de ellos, han demostrado ser efectivas para reducir la ansiedad ante el error.

Asimismo, puedes animarlos a practicar alguna forma de autoevaluación en la que tengan que ponerse a prueba y examinar sus aciertos y desaciertos. Una manera sencilla de fomentar la autocrítica y transformar los errores en una fuente de aprendizaje y crecimiento personal.

5. Promueve el juego y la experimentación

El juego es una de las formas más simples de aprender que equivocarse también forma parte del proceso. De ahí que incorporar dinámicas lúdicas en el aula, como los juegos de resolución de problemas o las simulaciones, puede ayudar a los estudiantes a ver los errores como parte del camino al éxito, en lugar de como una señal de fracaso.

Asimismo, puedes animarlos a experimentar con libertad en un entorno seguro en el que puedan dar rienda suelta a su creatividad sin sentirse cohibidos, equivocarse y volverlo a intentar.

Por último, ten en cuenta que, si realmente quieres preparar a tus estudiantes para un mundo en el que la creatividad, la innovación y la resolución de problemas son esenciales, es importante cambiar la manera en la que concebimos los errores. Porque, al final, el verdadero aprendizaje no está en evitar equivocarse, sino en aprender a levantarse después de cada error.

Referencias:

Ramirez, G., Gunderson, E. A., Levine, S. C., & Beilock, S. L. (2013). Math Anxiety, Working Memory, and Math Achievement in Early Elementary School. Journal of Cognition and Development, 14(2), 187-202.

Moser, J. S., Schroder, H. S., Heeter, C., Moran, T. P., & Lee, Y. H. (2011). Mind Your Errors: Evidence for a Neural Mechanism Linking Growth Mind-Set to Adaptive Posterror Adjustments. Psychological Science, 22(12), 1484-1489.

Kapur, M. (2016). Examining Productive Failure, Productive Success, Unproductive Failure, and Unproductive Success in Learning. Educational Psychologist, 51(2), 289-299.

Crédito de foto: Imagen libre de Pexels

Psicóloga y escritora. Divulgadora científica y apasionada de la mente humana. Defensora de la educación como única vía para el desarrollo personal y social. Aprendiz a tiempo completo.

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