Cuando era estudiante, hace ya unos cuantos años, mi espacio de estudio preferido en la universidad era la biblioteca. También el de muchos de mis amigos.
Allí solía encontrar la calma y el confort que necesitaba para centrarme en la lectura y dar rienda suelta a mis pensamientos. Sus altos techos, sus paredes de cristal con la naturaleza al fondo y el inigualable olor a libros era todo lo que necesitaba para olvidarme del mundo y meterme de a lleno en la psicología.
Años más tarde descubrí que no era casualidad, ni tampoco una experiencia excepcional.
El espacio de estudio tiene un poder enorme en nuestra mente. De la misma manera que un entorno caótico y desorganizado nos desconcentra, un ambiente confortable y tranquilo nos ayuda a mantener el foco y mejora nuestro rendimiento. Independientemente de tu capacidad de concentración, el ambiente que elijas para estudiar puede marcar la diferencia.
¿Cómo influye tu espacio de estudio en tu rendimiento cognitivo?
¿Sabías que estudiar en un ambiente desorganizado y caótico afecta tu capacidad de concentración y hace que te distraigas con más facilidad?
Investigadores de la Universidad de Princenton encontraron que el desorden y el caos influyen en la capacidad de nuestro cerebro para procesar información. Esto ya que bombardea nuestra corteza visual con múltiples estímulos que compiten en nuestro cerebro por ser procesados, generando una especie de “atasco” de información que sobresatura nuestras funciones cognitivas. Como resultado no solo tenemos más dificultades para procesar la información y concentrarnos, sino que también nos agotamos más mentalmente.
Asimismo, se conoce que los espacios con poca luz también influyen de manera negativa en nuestro rendimiento cognitivo. Básicamente, reducen nuestro nivel de alerta y energía ya que preparan al cerebro para descansar, de manera que afectan nuestra capacidad de comprensión y razonamiento lógico. Aunque si lo que quieres es dejar fluir tu mente, quizá lo mejor sea apostar por una iluminación tenue que favorece el pensamiento divergente o creativo.
Yendo un paso más allá, la neuroarquitectura, que no es más que la rama de la arquitectura que intenta comprender la relación existente entre el espacio y el cerebro, también ha encontrado cómo los colores, las formas de los muebles o incluso la distribución de los objetos pueden influir en nuestro aprendizaje. Como norma general, los muebles con formas redondeadas o curvas generan un mayor confort y promueven un estado de relajación que nos ayuda a pensar con más claridad mientras que el uso de colores claros o neutros estimulan nuestra capacidad de concentración.
Sin duda, cada elemento del espacio de estudio importa. Por eso, es importante que elijas muy bien donde aprendes y, si es posible, te encargues de decorarlo a tu gusto y semejanza.
5 claves para dar forma a un espacio de estudio realmente inspirador
Encontrar un espacio de estudio donde podamos concentrarnos con facilidad y las ideas broten como por arte de magia no es tan sencillo como parece. La buena noticia es que ¡podemos crearlo! Quizá no puedas reformar tu habitación de estudio como sueñas, pero existen algunos pequeños detalles al alcance de todos que te permitirán darle un toque más inspirador.
- Despeja las superficies
Mantener las superficies de tu espacio de estudio lo más despejadas posible te ayudará a concentrarte mejor. Esto porque habrá menos estímulos visuales que puedan distraerte y podrás enfocarte mejor en la lectura o el estudio. Por eso, intenta guardar en los cajones todo lo que no necesites tener a mano. Lo ideal es dejar máximo unos 3 objetos por superficie, recuerda que en cuestión de minimalismo, menos siempre es más.
- Mantén tu espacio siempre organizado
De nada vale que despejes las superficies de tu espacio de estudio y a lo largo de la semana se vayan acumulando objetos sobre las mismas. Que si una mochila, el ordenador o el libro que estás leyendo, cada objeto cuenta. Por tanto, asegúrate no solo de minimizar el número de objetos de tu espacio, sino también de mantenerlo siempre organizado. Adáptate a poner siempre cada cosa en su lugar o crea una rutina diaria que te permita mantener todo en su sitio.
- Incluye plantas en la decoración
Las plantas pueden gustarte más o menos, pero lo cierto es que tienen un efecto muy relajante para nuestra mente porque nos hacen sentir más cerca de la naturaleza. Por tanto, siempre que sea posible incluye algunas plantas en tu espacio de estudio. ¿No se te dan bien las plantas? Hay algunas especies como los cactus que apenas requieren cuidados y además, absorben las radiaciones que emiten los equipos electrónicos. ¿No tienes mucha luz? También hay plantas de semi-sombra como los helechos. No tienes excusa.
- Apuesta por colores relajantes
Los colores claros y pasteles nos ayudan a calmarnos, a la vez que potencian nuestra creatividad y concentración. De ahí que, si es posible, te recomiendo elegir un tono claro dentro de la paleta del blanco, crema o beige para la habitación. Los tonos inspirados en la naturaleza también funcionan muy bien. ¿No puedes pintar las paredes? No pasa nada. También puedes optar por incluir detalles decorativos de esos colores ya sea con la elección de los muebles, las cortinas, un cojín o incluso, las macetas de las plantas.
- Dale un toque personalizado
Da igual cuántas revistas de decoración revises o cuántos consejos sigas, si decoras tu espacio de estudio al gusto de los demás nunca te sentirás realmente identificado con esa habitación. Por tanto, asegúrate de darle un toque personalizado. Elige tus libros preferidos para decorar, coloca un cuadro o póster que realmente te guste o incluye algún detalle con el que sientas un vínculo emocional especial. Esto será lo que realmente marcará la diferencia y te aportará la inspiración que necesitas.
Crédito de foto: Imagen libre de Pexels
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