¿Alguna vez has tenido la sensación de no enterarte de nada al salir de clase?
¿Cuántas veces has “escuchado” a tu profesor/a sin comprender sus palabras?
¿En cuántas ocasiones has estado aparentemente atento a un documental o lo que cuenta el guía de un museo, pero luego no has sido capaz de recordarlo?
Pues bien, lo más probable no es que tengas un bajo nivel de comprensión o una pésima memoria, sino que no estés practicando una escucha reflexiva. Sí, lo que lees. Oír podemos todos, o casi, escuchar de manera activa y reflexiva solo los que se lo proponen conscientemente.
Por tanto, si quieres ir un paso más allá de las palabras y comprender su significado, conferirles un sentido y aprender nuevos conceptos e ideas no solo deberías empezar a prestar más atención cuando los demás hablan, sino practicar una escucha reflexiva que te ayude a conectar con su discurso.
¿Qué es la escucha reflexiva?
A menudo utilizamos los verbos oír y escuchar como sinónimos. Sin embargo, ¿sabías que en realidad son conceptos totalmente diferentes? Oír lo que los demás dicen implica ser capaces de identificar las palabras y, con un poco de suerte, reproducir las frases de su discurso. En cambio, escuchar no es solo oír lo que dice el otro, implica entender el mensaje y conectar con esa persona.
Pues bien, la escucha reflexiva va un paso más allá. Se refiere a la capacidad de escuchar ese mensaje y reflexionar sobre su significado. Implica estar plenamente presentes escuchando lo que expone el otro, con nuestros sentidos enfocados en su discurso, intentando comprender lo que quiere transmitir. Implica prestar una atención respetuosa a lo que dice, poniendo nuestro mejor empeño en entender sus puntos de vista, independientemente de que coincidan o no con los nuestros.
Para ello, la escucha reflexiva conlleva mantener la mente abierta a nuevas ideas y conocimientos, opiniones diversas y modos diferentes de hacer las cosas. Implica deshacerse de las creencias y pensamientos estereotipados que arrastramos para poder entender lo que la otra persona intenta decirnos. Significa escuchar por el simple placer de conocer algo nuevo, sin expectativas, sin ideas preconcebidas o juicios de valor.
5 claves para practicar la escucha reflexiva
Escuchar de manera consciente y reflexiva es mucho más sencillo de lo que parece. Pero, al igual que cualquier otra habilidad, requiere un poco de esfuerzo al inicio y práctica, mucha práctica, para poder escuchar, de verdad, lo que pueden enseñarte los demás. ¿Cómo conseguirlo?
He aquí algunas claves que pueden ayudarte a desarrollar la escucha reflexiva.
- Enfócate en el momento presente
Es imposible que puedas escuchar lo que los demás tienen que decir si estás con la mente distraída con cualquier otro pensamiento. Por eso, una condición esencial para practicar la escucha reflexiva consiste en aprender a estar plenamente presente. Olvídate de las distracciones, deja aparcada cualquier preocupación pendiente y céntrate en el discurso de la otra persona. Enfócate en escuchar atentamente sus palabras e intenta hilvanarlas en tu mente.
- Presta más atención al significado que al contenido
Lo primero que hacemos cuando escuchamos a alguien es intentar descifrar la idea que quiere transmitirnos. Sin duda, el contenido es básico. Pero, ese contenido sin un significado no es más que una secuencia de palabras que pierde todo valor. Por tanto, no te limites a escuchar y entender las palabras, ve un paso más allá y encuéntrales el sentido. ¿Qué ha querido decir la otra persona con esa frase? ¿Qué emociones está transmitiendo con su discurso? ¿Cuál es su punto de vista al respecto?
- Antes de opinar, pregunta
La escucha reflexiva no solo implica oír lo que los demás tienen que decir como si de una pared se tratase. También significa interactuar con la otra persona y asegurarnos de que estamos comprendiendo de verdad lo que nos dice. Y para ello no hay mejor estrategia que preguntar. ¿No has entendido algo de lo que ha dicho tu profesor? ¿Te falta contexto en lo que te cuenta el guía del museo? No pasa nada, pide la palabra de manera respetuosa y pregunta. De esta manera podrás formarte una idea mucho más clara de lo que está diciendo.
- Reflexiona
Escuchar lo que los demás dicen es solo la primera parte de la ecuación. Si de verdad quieres practicar la escucha reflexiva y aprovechar el conocimiento que pueden transmitirte las personas de tu entorno es importante que no te limites a asimilar la información como un cuaderno vacío. También debes dedicar un momento a reflexionar sobre su discurso y su significado. ¿Qué sentido tiene para ti? ¿Qué puede enseñarte? ¿Coincide con tus puntos de vista al respecto?
- Comparte tus propias ideas
La escucha reflexiva lleva implícita también una retroalimentación, es decir, involucra la participación de todas las partes con el objetivo de generar un diálogo realmente enriquecedor. Por tanto, aunque centres la mayor parte de tus esfuerzos en escuchar lo que dicen los demás, participa de manera activa en el discurso compartiendo tus propias opiniones. A fin de cuentas, es precisamente a partir de diversidad de opiniones donde surge el verdadero crecimiento.
Y, por último, no olvides que la escucha reflexiva puede convertirse en una gran fuente de conocimiento. Como dijo en una ocasión el filósofo griego Epicteto, no en vano “la naturaleza nos dio dos ojos, dos orejas y una boca para que pudiéramos observar y escuchar el doble de lo que hablamos”.
Crédito de foto: Imagen libre de Pexels
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