Nuestra mente es maravillosa.
No solo nos permite percibir la rica realidad que nos rodea, sino también almacenar esa información en los cerca de 2,5 mil millones de GB que se estima tiene nuestra memoria. (Para que te hagas una idea un teléfono móvil tiene de media unos 150 GB y un ordenador portátil alrededor de 500 GB.)
Una capacidad que la neurociencia considera prácticamente ilimitada ya que no es posible completarla en una vida humana. Da igual cuánto aprendas o cuántos recuerdos atesores en tu mente, siempre habrá espacio para mucho más.
Sin embargo, no te confíes. Porque si bien es cierto que las potencialidades de tu mente son prácticamente infinitas, tu conciencia está limitada por lo que tus sentidos son capaces de percibir y tu mente de procesar. De ahí que tu capacidad de aprendizaje podría no ser tan ilimitada como crees.
Tu mente no tiene límites, pero tu capacidad de aprendizaje sí
Tu mente tiene mucho más espacio de almacenamiento del que serás capaz de llenar. ¡Y su capacidad para procesar esa información es pasmosa! Se estima que un cerebro humano tarda tan solo 200 milisegundos en asimilar y ser consciente de los estímulos del entorno. Sin duda, es realmente increíble. Y, si fuésemos capaces de aprovechar todo este potencial, nuestra habilidad para aprender sería muy distinta a la que realmente tenemos.
Sin embargo, lo cierto es que la enorme potencialidad de nuestra conciencia está limitada, en primer lugar, por nuestros sentidos y, en segundo lugar, por el poder del cerebro para procesar el conocimiento.
Empecemos por los sentidos. A diferencia de la enorme habilidad que tiene nuestra mente para gestionar información, nuestros sentidos pueden asimilar muy pocos estímulos a cada momento. Nuestros ojos, por ejemplo, no pueden leer tan rápido ni nuestras manos percibir todas las sensaciones que la mente analiza en cuestión de segundos. Y esto, como imaginarás, supone un obstáculo enorme para la obtención de información.
Por otra parte, nuestra atención también es muy limitada. Esto significa que no podemos prestar atención, o al menos no de manera activa, a todo lo que sucede a nuestro alrededor. A cada instante estamos bombardeado por un montón de estímulos, pero solo podemos concentrarnos en algunos de ellos que son, como supondrás, los que terminaremos procesando a nivel cerebral. Básicamente, no porque tengamos acceso a un cúmulo ingente de información seremos capaces de asimilarla.
De la misma manera, aunque tu cerebro pueda procesar la información a una velocidad vertiginosa, su capacidad de procesamiento cognitivo es restringida. Por una parte, estos límites están condicionados por la energía metabólica que se va consumiendo a medida que tu mente trabaja. Y, por otra parte, por el nivel de desarrollo madurativo o el entrenamiento de tus funciones cognitivas que te permite asimilar más o menos información.
¿Qué significa todo esto? Pues bien, esto implica que tu capacidad de aprendizaje tiene unos límites definidos por lo que tu conciencia es capaz de asimilar. Básicamente, puedes aprender durante toda la vida, pero tu mente tiene un “cupo” diario que no puedes superar. De ahí que sea muy importante aprender de forma inteligente y elegir muy bien el conocimiento para evitar sobresaturar a la mente de información banal y superflua que consuma recursos innecesariamente.
¿Cómo aprender de forma inteligente?
Ser consciente de que tu habilidad para aprender es limitada es el primer paso para que empieces a gestionar mejor tu educación y tomes las riendas de tu crecimiento. Solo así, podrás aprender con propósito, invirtiendo mejor tu tiempo, energía y recursos. He aquí algunas claves que te ayudarán a aprender de forma inteligente.
- Elige bien lo que aprendes
Nuestra capacidad mental para almacenar nuevos conocimientos es infinita, pero nuestro tiempo y habilidad para procesar la información no. Por tanto, si no quieres desperdiciar una energía valiosísima en asimilar contenidos insustanciales y carentes de sentido para ti es fundamental que empieces a elegir bien lo que aprendes.
Filtra la información que consumes a diario. Desecha todo el conocimiento trivial y dedica tiempo solo a los temas que de verdad te interesan para evitar sobresaturar a tu mente. Asimismo, selecciona tus fuentes de conocimiento. Asegúrate de que sean fuentes fiables y que vayan siempre un paso más allá para que puedan brindarte realmente un aprendizaje útil.
- Aprovecha el tiempo al máximo
Aprovechar el tiempo para aprender no significa estudiar 24 horas durante los siete días de la semana, sino exprimir cada experiencia para sacar nuevos aprendizajes. Te sorprendería la cantidad de cosas que pueden aprenderse en la vida cotidiana a través de actividades tan sencillas como hacer una ruta en la naturaleza o una simple conversación con un desconocido. Sacar el máximo provecho de estas experiencias no solo te permitirá mantenerte en continuo aprendizaje, sino también abrir tu mente a nuevos conocimientos.
Por tanto, dedica tiempo a reflexionar sobre las distintas experiencias que tienen lugar en tu día a día. Analiza los aprendizajes que pueden transmitirte e intégralos a tu sistema de conocimientos. ¿Qué te aportan? ¿Cómo pueden cambiar tu opinión sobre un tema en particular? ¿Cómo enriquecen tu cosmovisión del mundo?
- Economiza tus recursos cognitivos
Cuanto menos utilices tu mente para asimilar contenido banal, más energía y recursos tendrá disponible para procesar la información que tiene un significado para ti. Por tanto, entrena tu atención para concentrarte en los estímulos que realmente te brindan un aprendizaje valioso mientras bloqueas aquellos que te resultan intrascendentes. Evita aprender de memoria información que no te resulta útil.
Asimismo, establece prioridades que te permitan enfocarte en un único tema a la vez, en lugar de estar divagando en diferentes temáticas. Intenta crear un sistema que te permita comparar e integrar rápidamente los nuevos contenidos a tus conocimientos previos. Y, en la medida de lo posible, automatiza técnicas o rutinas que te ayuden a simplificar tu proceso de aprendizaje al máximo de manera que puedas aprender más en menos tiempo.
Por último, ten en cuenta que para aprender de forma inteligente es importante que tengas claro tu propósito educativo para que seas capaz de seleccionar el contenido realmente valioso entre el enorme cúmulo de información al que tenemos acceso hoy día. Tener claros tus objetivos, te ayudará a marcar más fácilmente el camino a seguir y te mantendrá enfocado durante todo el proceso de aprendizaje.
Crédito de foto: Imagen libre de Pexels
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