El minimalismo está de moda.
La tendencia a simplificar nuestra vida y posesiones gana cada vez más adeptos en una sociedad materialista donde deshacerse de los excesos se ha convertido en una prioridad para muchos. Y ahora, llega también al ámbito académico.
Luego de la avalancha informativa y la enorme cantidad de material didáctico que ha inundado la educación, poco a poco vamos siendo conscientes de la necesidad de facilitar la enseñanza y convertir el proceso de aprendizaje en un camino más sencillo. Es lo que se conoce como educación minimalista.
¿Qué es la educación minimalista?
La educación minimalista no es más que la tendencia a simplificar el proceso de enseñanza y aprendizaje, eliminando toda la información insustancial y el exceso de material académico. Básicamente, significa enseñar más con menos. Menos información banal, pero más aprendizaje significativo. Menos recursos y herramientas educativas, pero más práctica consciente. Menos planificación, pero más espontaneidad y autodeterminación.
En este sentido, el minimalismo en la educación apuesta por deshacerse del contenido insulso que no enriquece el conocimiento y el pensamiento reflexivo de los aprendices, a la vez que reduce la información que deben aprender de memoria porque entiende que el aprendizaje “forzado” no es un aprendizaje real. Asimismo, insta a minimizar los materiales educativos que se emplean en la enseñanza porque comprende que el mejor recurso y más completo es la mente, por lo que utiliza la creatividad y la capacidad reflexiva de los aprendices para potenciar su aprendizaje.
De la misma manera, apuesta por ordenar el contenido, no solo el que se imparte en cada lección, sino también el que se enseña en otras materias y a lo largo de todo el curso escolar. Así, no solo busca promover una mejor organización, sino también un mayor entendimiento. En la educación minimalista el contenido debe tener una coherencia interna y estar debidamente planificado para que los aprendices puedan comprender cada aprendizaje como parte de un sistema de conocimientos global.
Al igual que en el minimalismo arquitectónico, en la educación minimalista también cobra gran importancia los espacios despejados. Este estilo educativo es consciente de que un espacio educativo atiborrado de materiales y accesorios afecta la capacidad de concentración y sobrecarga al cerebro, como reveló un estudio realizado en la Universidad de Princenton. Por tanto, apuesta por espacios lo más abiertos y organizado posibles donde los colores claros y neutros cobran especial relevancia.
¿Cómo implementar la educación minimalista en la práctica?
Implementar la educación minimalista consiste en volver a la esencia de la enseñanza. Significa simplificar nuestro proceso educativo con el objetivo de facilitar la tarea a los más jóvenes. Implica enseñar más con menos. He aquí algunas claves que puedes poner en práctica para conseguirlo.
- Simplifica el material educativo
Hoy gran parte de la educación sienta sus bases en el uso de material educativo. Desde juegos, aplicaciones, libros y manuales hasta accesorios didácticos o plataformas de estudio, la cantidad de material al alcance de todos es infinita. Y, sin duda, utilizados de manera consciente y con propósito pueden convertirse en valiosas herramientas para enseñar o profundizar en un contenido. El problema es cuando los utilizamos continuamente y basamos nuestra enseñanza en estos recursos.
No olvides que el mejor material educativo que tienes a tu alcance es la mente de tus estudiantes. Por tanto, ¡aprovéchala! Utiliza su imaginación y creatividad para que diseñen ellos mismos sus escenarios de aprendizaje y pon a trabajar su pensamiento para que sean capaces de comprender el conocimiento. Evita bombardear a los jóvenes con recursos educativos que sobresaturen su atención y les impida centrarse en lo verdaderamente importante. Simplifica tu kit de herramientas educativas y utilízalo solo cuando sea realmente necesario.
- Enseña con intención
Enseñar no es llenar una mente vacía con conceptos y formas de hacer, sino liberarla para que sea capaz de aprender libremente. Por eso, en la educación minimalista es importante enseñar con intención, eligiendo muy bien el contenido que se quiere transmitir y la manera en la que lo haces. Esto no solo te permitirá cumplir tus objetivos académicos, sino que ayudará a los estudiantes a comprender mejor el contenido.
Y para ello, nada mejor que escoger la información más significativa para tus alumnos y, en base a ello, planificar las lecciones. En la medida de lo posible, reduce la información que los estudiantes deben memorizar. En su lugar, anímalos a reflexionar sobre los temas que les genere más interés. Asimismo, motívalos a que profundicen en la información y se conviertan en los protagonistas de su propio aprendizaje.
- Da coherencia al contenido
En la educación minimalista no basta con transmitir conocimientos, es importante conferirles una coherencia para que realmente cobren sentido para el estudiante. Para ello no es suficiente con organizar el contenido que impartirás en cada lección, debes asegurarte además de que cada información aporte valor a un sistema de conocimiento más global que realmente enriquezca el aprendizaje del alumno.
Para esto no solo tendrás que planificar las clases sin perder de vista la visión general de lo que quieres enseñar, sino que también incluir contenidos que ayuden a unificar ese conocimiento con el que aprenden en otras materias o la vida general. Esa coherencia no solo contribuirá a crear un sistema de conocimiento sólido y profundo, sino que brindará las herramientas necesarias para que los alumnos puedan utilizarlo en la práctica.
- Depura la información insustancial
Hoy tenemos acceso a una cantidad ingente de información sobre cualquier tema. Sin embargo, no todo ese contenido es valioso y, mucho menos, significativo para todos los estudiantes por igual. Y no es por demeritar el conocimiento ya que, a fin de cuentas, cualquier simple información puede convertirse en una gran fuente de aprendizaje. Pero, teniendo en cuenta que el tiempo que tenemos en esta vida es limitado, más vale invertirlo en la información más valiosa.
Por tanto, una buena manera de aplicar la educación minimalista consiste en aprender a depurar la información insustancial, esa que poco o nada aporta realmente al conocimiento de los estudiantes. Eliminar la información más superflua no solo te permitirá invertir ese tiempo en otros contenidos más importantes, sino que ayudará a los estudiantes a centrarse en lo esencial, en lugar de estar divagando en varios temas a la vez.
- Despeja el espacio educativo
Sí, el espacio educativo es importante. Al menos en la educación minimalista. Contar con un espacio despejado de objetos, materiales y accesorios contribuirá a que los estudiantes puedan concentrarse mejor en las lecciones. Lo ideal es contar con unos cajones u armarios donde puedas guardar el material didáctico para sacarlo cuando lo necesites, pero, si no es posible, también puedes ordenarlo todo en un rincón donde no llame mucho la atención.
¿Crees que es importante tener la tabla periódica a mano si estás enseñando los distintos elementos? No pasa nada, con todo el espacio despejado podrás colocarla en un lugar visible donde los estudiantes puedan observarla con facilidad. De esta manera, será más fácil para ellos reparar en la tabla y en tus explicaciones. Ten en cuenta que no se trata de “desaparecer” los materiales, sino de despejar la vista para que los estudiantes puedan concentrarse mejor.
Crédito de foto: Imagen libre de Pexels
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