¿Cómo crear una rutina de estudio que funcione?

Una joven estudia leyendo un libro

Crear una rutina de estudio es mucho más complejo de lo que parece.

No basta con coger los libros, encerrarte en una habitación y ponerte a leer y tomar notas como si no hubiera un mañana. ¡Ojalá fuera tan sencillo!

Esta práctica puede ser efectiva durante un corto período de tiempo, pero es difícil convertirla en un hábito a largo plazo porque más temprano que tarde terminarás tirando la toalla. Esto si consigues que funcione porque lo más probable es que si tu rutina de estudio actual no te cunde sea porque tienes malos hábitos que te impiden concentrarte y aprovechar al máximo tu tiempo.

La buena noticia es que si eres capaz de corregir estos malos hábitos y en su lugar implementas prácticas más sostenibles que fomenten tu concentración conseguirás crear una rutina de estudio realmente efectiva y sostenible a futuro.

¿Por qué suelen fracasar tus rutinas de estudio?

Existen muchos factores que pueden influir en que tu rutina de estudio no esté funcionando como esperas y es probable que ni siquiera seas consciente de la mayoría de ellos. Sin duda, tener el teléfono móvil al lado o la televisión encendida es una de las mayores distracciones que pueden robarte la concentración e impedir que te centres en lo que estudias, pero no es lo único.

  • Estudias en un entorno desordenado. Incluso si te sientes cómodo en medio del caos, estudiar en un ambiente desorganizado – con la ropa de ayer tirada aún sobre la cama, las pesas de hacer ejercicio por el suelo y con poca luz o inadecuada – puede influir negativamente en tu concentración más de lo que imaginas.
  • Estudias mientras haces otras cosas. ¿Te gusta “aprovechar” el tiempo mientras comes, vas en el metro o esperas a un amigo a la salida del colegio para estudiar? Pues bien, la multitarea no es precisamente un buen hábito, empeora tu concentración, afecta tu capacidad reflexiva y tu pensamiento crítico, a la vez que reduce tu habilidad para recordar el contenido, según un estudio realizado en la Universidad de Stanford.  
  • Cambias continuamente de un tema a otro. Cuando cambias de un tema a otro, tu cerebro necesita un tiempo para adaptarse al nuevo contenido y empezar a procesar eficazmente la información. Si vas saltando de temática en temática, sencillamente no permites que tu mente se centre y, por tanto, te resultará más difícil entender la información.
  • Dejas que el contenido se acumule. No hay peor enemigo del estudio que las prisas. Dejar demasiado contenido para estudiar en poco tiempo solo incrementará tus niveles de estrés y ansiedad, lo que terminará afectando tu concentración y rendimiento cognitivo. Además, como no tendrás suficiente tiempo, revisarás el contenido de manera superficial y, por tanto, te resultará más difícil entenderlo.
  • No tienes una adecuada planificación. Sí, sé que a veces puede resultar pesado planificar, pero estudiar sin una adecuada planificación es uno de los caminos más directos al fracaso. No tener un horario predeterminado y un objetivo claro que delimite lo que vas a estudiar y cuándo puede echar por tierra cualquier rutina porque básicamente no sabrás qué hacer ni por dónde empezar, por lo que es más probable que termines procrastinando.
  • Estudias de manera pasiva. Limitarse a leer mientras estudias es apasionante, lo reconozco, pero a no ser que tengas una memoria de elefante y una capacidad comprensiva excepcional esto no será suficiente para que retengas el contenido. Lo más probable es que después de unos días empieces a olvidar gran parte de lo que has leído.
  • No descansas lo suficiente. Descansar y desconectar también es importante para rendir bien en el estudio. Por eso, es normal que cuando no haces pausas entre los temas y pasas demasiadas horas seguidas estudiando termines completamente saturado y agotado mentalmente. Esta práctica tampoco te ayuda a optimizar tus horas de estudio.

5 aspectos que debes tener en cuenta al crear una rutina de estudio

Independientemente de que tengas malos hábitos o te cueste concentrarte, tú también puedes crear una rutina de estudio que realmente te funcione. Solo tienes que corregir tus costumbres inadecuadas y, en su lugar, implementar otras que potencien tu compromiso y concentración a la hora de estudiar. Por supuesto, se trata de una misión personal ya que lo que puede funcionarle a tu amigo no tiene que funcionarte a ti. Sin embargo, existen algunas claves que deberías tener en cuenta porque pueden marcar un antes y un después en tu rutina de estudio.

  • El ambiente importa

Quizá no suelas prestarle mucha atención a tu entorno, pero lo cierto es que el ambiente en el que estudias importa, y mucho. Por tanto, asegúrate de elegir un sitio en el que te sientas cómodo y en el que puedas estudiar con tranquilidad. Si es necesario, antes de empezar dedica unos minutos a ordenar el espacio de estudio, despeja las superficies, pon todo en su sitio y corre las cortinas para que entre suficiente luz.

Asimismo, asegúrate de que nada ni nadie te molesten. Pon tu móvil en modo avión y apaga la televisión o la tablet. Si hay otras personas, pídeles que no te interrumpan y, si es posible, cierra la puerta. Cuantas menos distracciones tengas, mejor podrás concentrarte, así que no escatimes en medidas.

  • Ten claro tu propósito

Tener claro tu propósito no solo te insuflará una dosis de motivación intrínseca brutal, sino que ayudará a que tu cerebro se enfoque en estudiar. Esto ya que cuando tienes claro por qué y qué vas a estudiar tu mente activa una especie de filtro que limita las distracciones y preocupaciones para centrarse exclusivamente en lo que haces. Básicamente, te ayuda a redirigir tu atención al estudio y mantenerla durante mucho más tiempo.

Por eso, dedica un momento al día, o a la semana, a reflexionar sobre tus objetivos y metas de estudio. Prioriza el contenido en función de tu propósito educativo. ¿Qué es lo más importante que debes estudiar? ¿Sobre qué temas te interesa aprender? ¿Qué contenidos necesitas aprender para desarrollar tus conocimientos sobre determinada materia? Tener esto claro te allanará el camino y te permitirá volver rápidamente cuando empieces a despistarte.

  • Organiza bloques de estudio

A la mente humana le cuesta muchísimo mantenerse enfocada en una misma actividad durante un largo período de tiempo. Se estima que a partir de los 20 o 30 minutos, nuestra concentración empieza a descender y cada vez nos cuesta más prestar atención a lo que hacemos. No eres tú, nos sucede a todos. De ahí que, si quieres implementar una buena rutina de estudio, quizá sería buena idea que organizases el tiempo por bloques.

Por ejemplo, en lugar de estudiar de corrido de 16:00 a 19:00, quizá podrías plantearte bloques de estudio de unos 30 minutos con 5 o 10 minutos de descanso entre ellos en los que puedes levantarte a estirar las piernas, mirar al horizonte o simplemente cerrar los ojos durante un rato. Este sencillo hábito mantendrá a raya la fatiga mental y te ayudará a mantenerte concentrado cuando retomes el estudio.

  • Encuentra las técnicas de estudio que te funcionan

Crear una rutina de estudio efectiva no va de echar más horas, sino de lograr que el tiempo te rinda más. Y para ello cuentas con un aliado muy eficaz: las técnicas de estudio. Las técnicas de estudio no son más que los recursos o herramientas que utilizas para aprender más y mejor. Sin embargo, aunque hay muchísimas técnicas efectivas como el subrayado, la esquematización, los resúmenes, los mapas conceptuales o la asociación, no todas funcionan para todo el mundo.

Por tanto, prueba diferentes técnicas de estudio hasta que encuentres las que mejor se adaptan a ti y a tu manera de estudiar. Da igual que una técnica esté validada por la ciencia, le funcione a las mil maravillas a tu amigo o la haya recomendado tu profesor/a, si tú no te sientes cómodo y estás forzando su uso, no es para ti.

  • No desistas, ser constante es clave

Crear una rutina de estudio no se consigue de la noche a la mañana. Es importante que seas constante en los nuevos hábitos y, aunque al inicio te cueste un poco más, los mantengas durante al menos dos meses. Sí, 60 días, específicamente 66 días es el tiempo que tardamos en crear un hábito, según un estudio realizado en la University College de Londres.

Por tanto, al inicio recurre al esfuerzo y tu compromiso con el estudio y el aprendizaje para mantenerte focalizado. Con el paso del tiempo, esa rutina que hoy te parece un sacrificio terminará convirtiéndose en un hábito más en tu vida. Ser constante con tu objetivo, te ayudará a dar forma a una rutina de estudio eficaz y sostenible a largo plazo. Créeme, vale la pena.

Crédito de foto: Imagen libre de Pexels

Psicóloga y escritora. Divulgadora científica y apasionada de la mente humana. Defensora de la educación como única vía para el desarrollo personal y social. Aprendiz a tiempo completo.

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